lunes, 16 de junio de 2014

La historia de Toby



Ayer Domingo, Dia del Padre, salí a la ruta con la moto, como de costumbre en ese dia. Sin destino fijo estaba en la Ruta 8 cuando veo un cartel que indica ''Capilla del Señor'', sin pensar en nada, y casi atraido por un imán, tomo la salida hacia el pueblo.
Al llegar a la plaza principal pensé ''bueno, es igual a todos los pueblos''. La plaza, la iglesia, la escuela, la comisaria, el municipio, todo en torno a la plaza.
Estaciono la moto frente a la iglesia, y veo que detras mio, en la plaza, había una placa. Cuando me acerco veo que en esa placa habia una foto de un perro, la curiosidad me cambió el gesto.
Era una placa de bronce con un encabezado que decia ''Recordamos a Fiel''.
Fiel era el sobrenombre que recibió Toby por parte de los habitantes del pueblo. Cuenta la historia que al fallecer el dueño de Toby, este acompañó al cortejo funebre hasta el cementerio. Una vez finalizada la ceremonia, el perro, no volvió a su casa sino que se quedó en la plaza principal, frente a la iglesia, debajo de un gran cedro.
De ahi en mas, cada vez que las campanas de la iglesia sonaban, anunciando la salida de algun cortejo funebre, Toby acompañaba a este hasta el cementerio y luego volvia a su lugar, debajo del cedro.
Alli vivió siempre hasta que su salud dijo basta.
Cuando termino de leer esa historia me quedó un nudo en la garganta, vuelvo hacia la moto, enciendo un cigarrillo, y veo que habian varios grupos de perros en la plaza.
A primera vista eran perros de la calle, porque asi lo parecian, pero observando mejor vi como todos los habitantes que iban pasando cerca a ellos los saludaban y acariciaban.
Estos perros fieles ponian la mejor cara de agradecimiento que tenian y moviendo la cola a una velocidad impresionante, se tiraban panza arriba para que los acaricien.
Se abre la puerta de una casa vecina a la iglesia, sale un señor, va hacia su auto y uno de los perros que andaban mendigando mimos se le acerca y obediente se sienta al lado de la puerta del auto. Apenas se abrió salto dentro del auto como si supiera a donde iban a ir.
Entendí que esos perros, aparentemente ''callejeros'', en realidad son los perros del pueblo, los perros de los habitantes del pueblo.
No ladraban persiguiendo motos o bicicletas, estaban a la espera de los mimos, de las caricias.
Ya sentado en un restaurant se me acercan dos de estos perritos poniendo una cara que no se resistiría ni el mas duro de los humanos. Querian algo de comida, lo sé, pero yo no tenia nada en la mesa aun.
Se quedaron apoyados en mi pierna recibiendo una cuota de caricias y rascadas de oreja. Uno de ellos pone atencion a lo lejos y sale corriendo.
Fue al encuentro de un señor que venia caminando por la calle, lo recibió como si no lo hubiera visto en años. Luego volvió.
A los pocos segundo ambos perros salen corriendo y se repite la escena con otra persona del pueblo.
Era evidente que ahi los perros eran de todos, y si bien algunos les dan de comer, esos perros estaban mas contentos de recibir un mimo que un pedacito de carne, cosa que pude comprobar mas tarde cuando uno de esos perritos me rechazó un generoso trozo de vacio a la parrilla con una cara de asco que me hizo sentir culpable.... ''se habrá ofendido porque no le ofrecí tambien papas fritas¿''?.....
Siempre critico a la gente que deja sueltos a sus perros todo el dia en la calle, no me parece de gente responsable, pero luego de haber vivido esta experiencia ya no estoy tan seguro de que estos sea asi.
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